Dentro de los diferentes sistemas de calefacción para las viviendas encontramos el de suelos radiantes. Los suelos radiantes destacan por la homogeneidad en el reparto de temperatura por toda la casa. Además, al estar ocultos, liberan a las paredes del espacio que ocupan los radiadores tradicionales.
Ventajas del suelo radiante
Los sistemas de suelo radiante utilizan el suelo de las viviendas como emisor de calor. Por debajo del suelo se instalan unas tuberías que se calientan y transmiten la energía por toda la casa. Estas son algunas de las ventajas que este modelo energético nos ofrece:
- Invisibilidad
Al no ocupar espacio físico en las paredes no limita la colocación de muebles o elementos decorativos.
- Eficiencia energética
El calor se reparte de abajo hacia arriba. La energía necesaria para calentar un suelo es mucho menor que la utilizada para calentar toda una vivienda. A menor gasto energético mayor ahorro y menos emisiones de dióxido de carbono.
Veamos cuáles son los diferentes tipos de suelos radiantes que existen:
Tipos de suelos radiantes
Hay dos tipos principales de suelos radiantes:
- Suelos radiantes eléctricos
Este sistema utiliza la energía eléctrica. A través de una instalación de finas tuberías bajo el suelo se transmite el calor hacia la casa. Entre las tuberías y el acabado se colocan elementos aislantes. Este sistema proporciona un ahorro considerable en la factura de la luz respecto a los sistemas tradicionales de calefacción eléctrica.
- Suelos radiantes por agua
En este caso las tuberías bajo suelo transportarán agua que será calentada mediante una caldera. Según la calidad de los materiales se podrá calentar el agua a una temperatura que equilibre la emisión de calor con la eficiencia energética.
El sistema de transmisión es el mismo que en los suelos radiantes eléctricos, pero añade la posibilidad de refrescar la casa en las épocas de altas temperaturas.